Quién sabe si fue un caprichoso antojo de la propia Historia el ocultarnos durante casi 800 años el hermoso legado que el Apostol Santiago nos dejó…. Nunca lo sabremos. Lo cierto es que así sucedió, hasta que una lluvia de estrellas le indicó al pastor Paio el lugar donde se encontraba oculto su supulcro. Un misterioso hallazgo que marcaría el devenir de Galicia, de España y posiblemente del resto del mundo.

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