Carlota no habla porque no le hace falta. Todo el mundo la entiende tan solo con sus gestos y miradas. Hasta que un día, persiguiendo a su amigo Tom el ratón, entró en la despensa y la puerta se cerró de golpe. La niña se quedó encerrada. ¿Qué hará Carlota? Parece que la forma de salir de allí tiene que ver simplemente con el uso de su voz.
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