Chagall sueña la Biblia. Bocetos inéditos y gouaches

Chagall sueña la Biblia. Bocetos inéditos y gouaches

Marc Chagall fue uno de los pintores fundamentales del siglo XX. De él dijo Picasso: «Después de Matisse, es el único pintor que de verdad entiende lo que es el color». Chagall —que en ruso significa «¡camina!, ¡marcha!»— fue también un judío errante. Sorteando el hambre, el frío, las guerras, los pogromos, en 1923, en medio de un clima que anticipaba el horror de la Segunda Guerra Mundial, logró trasladarse desde su Rusia natal a París. Allí, inició en 1931 el monumental trabajo de ilustrar los pasajes del Antiguo Testamento de la Biblia. Este trabajo —inédito en español hasta la fecha— cuenta con veintidós bocetos previos, preparatorios, y los gouaches definitivos de esta grandiosa obra, que es una magistral muestra artística del dominio del color y, asimismo, la forma en que Chagall se reconectó, desde el exilio, con las marcas históricas, artísticas y culturales de su tierra. En efecto, Chagall, que en un momento de su vida solo pintaba con el color violeta —y que en sus primeros años en París recibió la visita de su antiguo maestro, Bakst, quien le dedicó estas últimas palabras: «ahora sus colores cantan»—, creó sus pinturas de la Biblia durante un período marcado por el antisemitismo y la amenaza de la guerra, circunstancias políticas que se reflejan en su iconografía.

Editorial: Libros del Zorro Rojo
Autor: Sylvie Forestier,Nathalie Hazan-Brunet,Eugenia Kuzmina
ISBN: 9788494674488
Páginas: 208

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Marc Chagall fue uno de los pintores fundamentales del siglo XX. De él dijo Picasso: «Después de Matisse, es el único pintor que de verdad entiende lo que es el color». Chagall —que en ruso significa «¡camina!, ¡marcha!»— fue también un judío errante. Sorteando el hambre, el frío, las guerras, los pogromos, en 1923, en medio de un clima que anticipaba el horror de la Segunda Guerra Mundial, logró trasladarse desde su Rusia natal a París. Allí, inició en 1931 el monumental trabajo de ilustrar los pasajes del Antiguo Testamento de la Biblia. Este trabajo —inédito en español hasta la fecha— cuenta con veintidós bocetos previos, preparatorios, y los gouaches definitivos de esta grandiosa obra, que es una magistral muestra artística del dominio del color y, asimismo, la forma en que Chagall se reconectó, desde el exilio, con las marcas históricas, artísticas y culturales de su tierra. En efecto, Chagall, que en un momento de su vida solo pintaba con el color violeta —y que en sus primeros años en París recibió la visita de su antiguo maestro, Bakst, quien le dedicó estas últimas palabras: «ahora sus colores cantan»—, creó sus pinturas de la Biblia durante un período marcado por el antisemitismo y la amenaza de la guerra, circunstancias políticas que se reflejan en su iconografía.

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